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LA INVESTIGACIÓN DE LA POBREZA, LA CIENCIA SOCIAL EMANCIPATORIA Y EL PENSAMIENTO CRÍTICO  -  por cronywell

LA INVESTIGACIÓN DE LA POBREZA, LA CIENCIA SOCIAL EMANCIPATORIA Y EL PENSAMIENTO CRÍTICO

La perspectiva dominante del interés por la pobreza ha radicado en la intención de contrarrestar los efectos más extremos de una estrategia de desarrollo excluyente y generadora de desigualdad. Es decir, se trata de paliar los efectos más patéticos del desarrollo liberal para prevenir conflictos y movimientos sociales desestabilizadores. En la actualidad la investigación sobre la pobreza es dominada por economistas clásicos que la limitan dentro de sus conceptos de bienestar y utilidad (entendida puramente como escala de ingreso ajustada por adulto equivalente), lo que los deja ciegos para poder tomar en cuenta la existencia de necesidades distintas a las materiales, como las emocionales, y a fuentes de bienestar distintas a las económicas convencionales, como el tiempo y los conocimientos.

Así, de lo que realmente se preocupan es de definir umbrales de pobreza minimalistas para minimizar la pobreza medida y mantener el status quo. Fingiendo que el umbral no importa tratan de minimizar los ataques a dichos umbrales. Una perspectiva de investigación crítica de la pobreza, en cambio, coincidiría con la que ha abierto Julio Boltvinik, en la cual la pobreza forma parte del eje del nivel de vida que constituye la perspectiva económica del eje de florecimiento humano.

Algunos rasgos importantes en la investigación sobre desigualdad

La perspectiva hegemónica propone un tipo de desarrollo como solución a la desigualdad. Apoyados en datos de finales del siglo pasado e inicios del presente muestran que varios de los países de Latinoamérica han experimentado disminuciones en la desigualdad económica medida por el coeficiente de Gini del ingreso de los hogares, lo que es asumido como un resultado positivo del ajuste estructural dictado por el Consenso de Washington y es convertido en el concepto de desarrollo de organismos internacionales como el Banco Mundial (bm) y el Banco Interamericano de Desarrollo (bid).

El clásico trabajo de Marshall dio cuenta de una nueva “desigualdad social institucionalizada” pues, al describir la forma en que, en las sociedades actuales, el sistema capitalista de clases ha estado en guerra con la ciudadanía, encuentra que estas sociedades tratan de organizarse para maximizar el mínimo nivel de bienestar para todos, hallando que históricamente se ha desarrollado primero la ciudadanía civil, luego la política y por último la social. Así, incluye derechos sociales como la igualdad de estatus, que refiere a un reconocimiento de los ciudadanos como poseedores de ciertos derechos sociales por el simple hecho de ser ciudadanos y da cuenta de que se ha establecido un piso mínimo de “bienestar” (sistema educativo, servicios sociales, seguridad social, etc.), que no es necesariamente bajo. Un piso mínimo que debe de asegurar la igualdad de estatus de los ciudadanos, de manera que se posibilita partir del supuesto de que la desigualdad de clases es aceptable si se reconoce la igualdad de ciudadanía.

Cortés ha propuesto la noción de “igualdad por empobrecimiento” como una forma de explicar la aparente tendencia de reducción de la desigualdad. Considera que la disminución en los indicadores de desigualdad se explica por un proceso de aumento de la auto-explotación por parte de los deciles más bajos, cuyos ingresos son ya tan bajos que recurren a una serie de “estrategias” o acciones emergentes de sobrevivencia, pero esta disminución en la desigualdad económica no significa una mejora en términos de bienestar general para la población, o el triunfo del modelo de desarrollo.

Erik Olin Wright (EOW) no considera que la desigualdad sea consecuencia de atributos individuales (como inteligencia, educación, motivación) sino de la manera en que el sistema de producción está organizado en torno a mecanismos de explotación. 

Por último, nos enfrentamos al problema de la unidimensionalidad en las mediciones comunes de la desigualdad social, a través de sólo tomar en cuenta la dimensión de ingreso, como sucede con la pobreza, de acuerdo con la visión hegemónica al respecto. Si bien ha crecido el reconocimiento de la pobreza como fenómeno multidimensional, las estrategias metodológicas simples que reducen el objeto de estudio a una sola dimensión (ingreso) siguen siendo hegemónicas, a pesar de que con frecuencia aparezcan disfrazadas como multidimensionales.

La Investigación Crítica

La Investigación Crítica debería ocuparse de la indagación sobre la pobreza y desigualdad como la primera de estas líneas de investigación empírica que es posible, es decir, que intelectual y socialmente tenemos la capacidad de abordar, y que es necesaria para el desarrollo de una crítica a las condiciones que obstaculizan la autorrealización humana.

Diagnóstico y crítica de los enfoques reduccionistas sobre pobreza y desigualdad

Este diagnóstico y crítica incluye la identificación de los procesos causales por los que instituciones y estructuras sociales reproducen la desigualdad y el sufrimiento humano. Si, como afirma Julio Boltvinik, los dos principales obstáculos para el florecimiento humano son la pobreza y la alienación, su consideración adquiere importancia primordial, pues son las principales manifestaciones del proceso de sufrimiento que sistemáticamente impide el desarrollo humano. Boltvinik ha mostrado que “el concepto de pobreza y, por tanto, su traducción en mediciones, no es evidente”. Relata que la economía ortodoxa ha desarrollado una conceptualización sesgada basada en el ingreso (la solución monetaria, le llama), como si fuese la única fuente de bienestar.

Por lo anterior, es necesario un desarrollo basado en la discusión crítica de las necesidades y la naturaleza humana, que supere los planteamientos reduccionistas de la solución monetaria, y amplíe la mirada.

El enfoque biológico formulado por Rowntree a finales del siglo XIX, concibe la “pobreza primaria” como la condición de las personas que no tienen ingresos suficientes para el mantenimiento de la eficiencia física. El segundo, subsume el concepto de pobreza en el de desigualdad. Sen apunta que, a pesar de estar relacionados, son problemas y conceptos diferentes. Un tercer concepto es el de privación relativa que a Sen le parece fructífero, y señala que puede referir tanto a sentimientos como a condiciones de privación. Añade que ambas están interrelacionadas y apunta la importancia de los criterios para escoger los grupos de referencia que no son, señala, independientes de la actividad política en la comunidad estudiada, pues el sentimiento de privación está ligado a sus expectativas, a su noción de lo que es justo y su noción de quién tiene derecho a qué. Pero aquí introduce la postura que dio origen a su importante debate con Townsend al apuntar que la privación relativa no puede ser la única base del concepto de pobreza, porque “existe un núcleo irreductible en nuestra idea de la pobreza”. El cuarto concepto concibe la pobreza como un juicio de valor de quien observa. Sen rechaza la postura de que la pobreza, como la belleza, está en el ojo de quien la percibe, y responde que el investigador social describe las prescripciones existentes y que ello no constituye un acto de prescripción sino de descripción. Sen aporta aquí otras de sus valiosas distinciones: entre lo prescriptivo y lo descriptivo. Sin embargo, la observación de las prescripciones existentes no es obvia y las prescripciones son vagas, lo que hace inevitable que el investigador las complemente con juicios de valor fundados. Por el peso en la formación metodológica de los investigadores en el positivismo lógico, en la academia rehuir los juicios de valor es la postura predominante. Un quinto concepto, la definición de política concibe la pobreza como lo que puede ser combatido desde la esfera política.

Desde la sociología, Peter Towsend define la pobreza acorde a la carencia de recursos del individuo para alcanzar los patrones de vida y consumo socialmente acostumbrados. Sin embargo, en el capítulo VI de esta misma obra, Townsend (en su afán por definir un método científico de medición de la pobreza, reduce los indicadores de ese estilo de vida a indicadores que revelan la línea de pobreza objetiva y adopta ésta como la métrica única de medición de la pobreza.

Como se puede observar, las perspectivas sobre pobreza comparten, en gran medida, el sesgo de los ingresos de los economistas ortodoxos amparados en los postulados de la teoría clásica. Parten del supuesto de que el bienestar (utilidad) es el elemento constitutivo del nivel de vida, por tanto, el ingreso cruza transversalmente las mediciones de pobreza de los economistas, aun cuando realicen ajustes a la escala de ingreso ajustada por persona o adulto equivalente. Todo esto hace que sus postulados sean endógenos.

Para Márkus el elemento constitutivo es el desarrollo de las fuerzas esenciales humanas: necesidades y capacidades (realización de la esencia humana); para Maslow, la satisfacción de necesidades básicas y la autorrealización (autorrealización); para Fromm, realización plena de las facultades de razón, amor y trabajo productivo (nacimiento humano); para Max Neef et al.realización de las necesidades humanas fundamentales (calidad de la vida); para Doyal y Gough, participación mínimamente inhabilitada en su forma de vida (precondiciones del florecimiento humano); para Sen, el capability set o libertad de bienestar, entendido como la libertad de elección entre formas de vida o combinaciones de functionings (eje de nivel de vida más salud).

En conclusión, las perspectivas hegemónicas de estudio de la pobreza y desigualdad, son reduccionistas porque su visión de satisfactores es muy limitada (no toma en cuenta relaciones y actividades del sujeto); de igual manera, su visión sobre los recursos o fuentes de bienestar, sólo toma en cuenta los recursos económicos convencionales y deja fuera el tiempo disponible y los conocimientos y habilidades del sujeto. Y, sobre todo, es reduccionista porque reduce la visión de las necesidades humanas a las más cercanas a las de los animales.

A final de cuentas podrían preguntarnos ¿cómo combatir la pobreza y la desigualdad nos acerca a la emancipación? Nuestro punto de vista es que: la división entre medios y fines es artificial; los cambios cuantitativos determinan el sentido en que posibilitan los cambios cualitativos. Los cambios cualitativos son antecedidos por la acumulación de una serie de cambios cuantitativos. En este sentido no perseguimos cualquier clase de cambio cualitativo, sino un cambio cualitativo emancipador, por lo que el sentido de los cambios cuantitativos requiere ser igualmente emancipador.

El sentido de los medios que utilizamos en la lucha por una transformación social determina el sentido o carácter de la transformación que somos capaces de alcanzar. Una organización política no democrática buscando una transformación democrática de la organización probablemente fallará en sus objetivos formales en caso de que logre hacerse con el poder político de la sociedad. Paliar los efectos provocados por la pobreza y la desigualdad permiten el desarrollo de capacidades y necesidades nuevas, más desarrolladas, que al mismo tiempo que posibilitan nuevas transformaciones las hacen necesarias. De manera que adoptar un concepto amplio de pobreza es lo que nos encamina a la posibilidad de plantear alternativas viables en el corto y mediano plazo que, a largo plazo, permitan y empujen una transformación cualitativa emancipatoria.

(Máximo Jaramillo, Pável Diaz, René Jaimez)

Publicado el 12/12/2024 » 13:49   | |    |


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