Blog - Curiosidades
Pictogramas y estado de ánimo.
Los pictogramas, iconos y representaciones gráficas entendidas como figuras o símbolos que comunican un concepto o una idea siempre han tenido un papel fundamental en la comunicación humana, como una forma de transmitir un mensaje de forma directa, accesible para todo el mundo y llamativa, por tanto, fácil de recordar o, visto desde el ángulo opuesto, menos proclive a ser olvidada. Ahora, en la era de las redes sociales y el consumo de información a golpe de vista y/o de clic, viven una nueva edad dorada como vehículo para transmitir información o, simplemente, provocar una reacción, de forma atractiva e inmediata. De ahí que sean objeto de estudio por parte de investigadores de la comunicación y marketing.
Pero su potencial es mucho mayor, o eso se desprende de un reciente estudio efectuado por investigadores del Instituto Politécnico Rensselaer, que han descubierto una nueva capacidad o beneficio adicional de los pictogramas: pueden inducir al optimismo. En concreto, en determinadas circunstancias y como vehículo de según qué mensajes, pueden influir en nuestro estado de ánimo promoviendo una mayor sensación de optimismo y confianza, o de pesimismo y negatividad.
¿Cómo? Lo que han constatado los autores de la investigación es que, en el caso de los denominados como pictogramas de frecuencia, aquellos empleados para representar de forma visual un porcentaje o probabilidad, la presencia de varios iconos o imágenes iguales y agrupadas producen en el receptor del mensaje una sensación favorable, de optimismo y confianza respecto a sus propias posibilidades. Al contrario, emplear figuras aisladas infunde una sensación de pesimismo, desconfianza y negatividad.
Un ejemplo muy potente que permite acabar de entender el potencial de esta conclusión remite a la forma de presentar el tanto por ciento de posibilidades de superar una enfermedad Así, si hablamos de los efectos en la salud del consumo de tabaco, si el mensaje es, por ejemplo, “el 80% de los pacientes superan la enfermedad”, y se plasma representando un grupo de 8 figuras, se logra infundir optimismo y confianza en el tratamiento. Por el contrario, si el mensaje es “1 de cada 5 fumadores fallece”, y se plasma con una figura aislada, transmite una sensación de pesimismo y negatividad hacia el consumo de tabaco (aun cuando el porcentaje consignado es el mismo en ambos casos: el 80% sobrevive).
Esto ha llevado a los investigadores a concluir que “el empleo de pictogramas agrupados o aislados puede ser usado estratégicamente dependiendo de si el mensaje que se quiere transmitir es favorable o negativo; promocional o prohibitivo”. Al mismo tiempo, se apuntan futuras áreas de investigación en este ámbito: por ejemplo, si la mera repetición, la presencia de iconos o imágenes agrupadas, genera una sensación de optimismo y confianza independientemente del concepto que plasman estos iconos; si el efecto es más potente cuando todos los iconos son iguales o diferentes, etc.
EL EFECTO BATA
En este sentido, un planteamiento de lo más sugerente es explorar si esta repetición de pictogramas está tras el éxito de las camisas hawaianas (o los jerséis navideños, por ejemplo); prendas respecto a las cuales existe un consenso casi unánime sobre su horterismo inherente; a pesar de lo cual, verano sí, verano también, son un éxito de ventas: ¿existe un efecto paralelo al conocido como Efecto bata que lo explique?
El Efecto bata (o, en términos más académicos enclothed cognition) se refiere a cómo la ropa que vestimos puede llegar a modificar y mejorar, afinar, optimizar, orientar, o como quiera expresarse nuestra capacidad cognitiva. Este efecto fue documentado por vez primera a raíz de un estudio efectuado en 2012 por investigadores de la Northwestern University. En él, los responsables efectuaron una serie de experimentos con los que comprobaron que los resultados obtenidos en un test de capacidad de atención y concentración alcanzados por un grupo de voluntarios mejoraba de forma significativa cuando los realizaban vestidos con una bata blanca de médico. Una mejoría que, sin embargo, no experimentaba otro grupo de voluntarios cuando vestía una bata blanca idéntica pero presentada en este caso como “de pintor”. Ni tampoco un tercer grupo de sujetos que efectuó la prueba con la misma bata de médico a la vista. Unos resultados que, según los investigadores, se justifican a través de un doble efecto: la experiencia física de vestir la prenda, en este caso la bata de médico, y el significado simbólico que se le concede. Es decir, los valores, atributos y capacidades que se les suele asignar a quienes la visten habitualmente, en este caso, los médicos.
De vuelta al éxito de las camisas hawaianas, ¿es posible que en virtud de sus abigarrados estampados a base de pictogramas repetidos y agrupados consigan generar una sensación en quien las viste de optimismo, de que nos van a ir bien las cosas y va a ser un gran día?
Nadie ha dejado un comentario todavía.
¡Sea el primero!