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¿Hasta qué punto el fuerte sentido de pertenencia se torna en discriminación?  -  por cronywell

¿Hasta qué punto el fuerte sentido de pertenencia se torna en discriminación?

Discriminación, en todas sus formas y expresiones, es uno de los modos más comunes de abuso y de violaciones de los derechos humanos. Afecta a millones de personas cada día y es una de las más difíciles de reconocer. La discriminación y la intolerancia son conceptos estrechamente relacionados. La intolerancia es una falta de respeto a las prácticas o creencias distintas de la propia. También implica el rechazo de las personas a quienes consideramos diferentes, por ejemplo, los miembros de un grupo social o étnico distinto al nuestro, o las personas que son diferentes en su orientación política o sexual. La intolerancia puede manifestarse en una amplia gama de acciones a través de discursos de odio, causar lesiones físicas o incluso el asesinato.

Discriminación se produce cuando las personas reciben un trato menos favorable que el dispensado a las demás que se encuentran en una situación comparable solo porque forman parte, o se considera que pertenecen, a un determinado grupo o categoría de personas. Las personas pueden ser discriminadas debido a su edad, discapacidad, etnia, origen, creencias, raza, religión, sexo o género, orientación sexual, idioma, cultura y por muchos otros factores. La discriminación, que a menudo es el resultado de los prejuicios que tienen las personas, hace que la gente se sienta impotente, impide que se conviertan en ciudadanos activos y que participen en el desarrollo de sus habilidades y, en muchos casos, de acceder al trabajo, a los servicios de salud, educación o vivienda.

La discriminación tiene consecuencias directas sobre las personas y los grupos discriminados, pero también tiene profundas consecuencias indirectas en la sociedad en su conjunto. Una sociedad donde la discriminación se permite o tolera es una comunidad donde las personas se ven privadas de ejercer libremente su potencial para ellos mismos y para la sociedad.

Los principios de igualdad y no discriminación son establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” (artículo 1). Este concepto de igualdad está incrustado en la democracia contemporánea, de modo que los estados están obligados a proteger de un trato desigual a las diversas minorías y grupos vulnerables. El artículo 2 consagra la no discriminación: “toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción de ningún tipo”.

Discriminación directa e indirecta

La discriminación puede practicarse de manera directa o indirecta. La directa se caracteriza por la intención de discriminar a una persona o un grupo, por ejemplo, cuando una oficina de empleo rechaza a los candidatos gitanos para un puesto de trabajo o una empresa de apartamentos no se los alquila a los inmigrantes. La discriminación indirecta se produce cuando una disposición, criterio o práctica aparentemente neutra representa una desventaja de un grupo determinado frente a otros. Los ejemplos van desde el criterio de una altura mínima para ser bombero (que puede excluir a muchas más mujeres que hombres entre los solicitantes) al departamento de una tienda que no contrate a personas que cubren sus cabezas. Estas reglas, aparentemente neutras en su propia lógica, pueden ser de hecho una desventaja desproporcionada para los miembros de ciertos grupos sociales. La discriminación directa e indirecta está prohibida en virtud de los instrumentos de derechos humanos; la discriminación indirecta está a menudo más generalizada y es más difícil de probar que la directa.

Discriminación estructural

El elemento clave en la discriminación estructural no es la intención sino el efecto de mantener a los grupos minoritarios en una posición subordinada.
(Fred Pincus)

La discriminación estructural se basa en la forma en que nuestra sociedad está organizada. El propio sistema desventaja a ciertos grupos de personas. La discriminación estructural funciona a través de normas, rutinas, patrones de comportamiento y actitudes que crean obstáculos para lograr una verdadera igualdad oportunidades. La discriminación estructural se manifiesta a menudo como prejuicio institucional, mecanismos que constantemente operan a favor de un grupo y discriminan a otros. Estos son los casos en los que la discriminación resultante no está claramente basada en la convicción de una persona o un grupo de personas, sino en las estructuras institucionales, ya sean de carácter jurídico, de organización, y así sucesivamente. El problema de la discriminación estructural es hacerla visible, como a menudo crecemos con ella, es auto-evidente e indiscutible.

La existencia de una discriminación estructural deja a los estados el reto de adoptar políticas que no solo miren al marco jurídico, sino a otros incentivos, teniendo en cuenta los patrones de conducta y cómo funcionan las diferentes instituciones. La educación en la esfera de los derechos humanos puede ser una de las respuestas a este problema.

Publicado el 30/10/2023 » 19:59   |